1. DEFINICIÓN.
El concepto de cultura ha sido fundamental para la antropología desde que el antropólogo Tylor, hace más de un siglo escribiese que la cultura es ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad. Esta definición se centra en las creencias y el comportamiento que la gente adquiere no a través de la herencia biológica sino por desarrollarse en una sociedad concreta donde se hallan expuestos a una tradición cultural específica. La enculturación es el proceso por el que un niño o una niña aprende su cultura.
2. CARACTERÍSTICAS.
2.1. La cultura es aprendida.
La facilidad con la que los niños y niñas absorben cualquier tradición cultural es un reflejo de lo única y lo elaborada que es la capacidad de aprendizaje de los humanos. Hay diferentes tipos de aprendizaje, algunos de los cuales los compartimos con otros animales. Otros animales pueden aprender de su propia experiencia; por ejemplo, evitando el fuego tras descubrir que quema. Los animales sociales también aprenden de otros miembros del grupo. Los lobos, por ejemplo, aprenden estrategias de caza de otros miembros de la manada. Este tipo de aprendizaje social es particularmente importante entre los monos y los simios, nuestros parientes biológicos más cercanos. Sin embargo, nuestro aprendizaje cultural depende de la capacidad exclusivamente desarrollada por los humanos de utilizar símbolos, signos que no tienen una conexión necesaria ni natural con aquello a lo que representan.
Mediante el aprendizaje cultural la gente crea, recuerda y maneja las ideas, controlando y aplicando sistemas específicos de significado simbólico. El antropólogo C. Geertz define la cultura como ideas basadas en el aprendizaje cultural y en símbolos. Las culturas son conjuntos de “mecanismos de control: planos, recetas, reglas, construcciones, lo que los técnicos de los ordenadores llaman programas para regir el comportamiento”. Estos programas son absorbidos por las personas a través de la enculturación en tradiciones particulares. La gente hace suyo gradualmente un sistema previamente establecido de significados y de símbolos que utilizan para definir su mundo, expresar sus sentimientos y sus percepciones a lo largo de sus vidas.
Todas las personas comienzan inmediatamente, a través de un proceso de aprendizaje consciente e inconsciente y de interacción con otros, a hacer suyo, a incorporar, una tradición cultural mediante el proceso de enculturación. A veces la cultura se enseña directamente, como cuando los padres enseñan a sus hijos e hijas a decir “gracias” cuando alguien les da algo o les hace un favor.
La cultura se transmite también a través de la observación. Los niños y niñas prestan atención a las cosas que suceden a su alrededor y modifican su comportamiento no solo porque otros les dicen que lo hagan, sino como resultado de sus propias observaciones y de una creciente conciencia de lo que su cultura considera bueno y malo.
La cultura también se absorbe de modo inconsciente. Los norteamericanos adquieren sus nociones culturales sobre la distancia física a mantener con las personas cuando hablan con ellas, no porque se les diga que han de mantener una cierta distancia, sino a través de un proceso gradual de observación, de experiencia, y por la modificación consciente e inconsciente del comportamiento. Nadie les dice a los latinos que mantengan menos distancia que los norteamericanos, sino que lo aprende, así como parte de su tradición cultural.
2.2. La cultura es compartida.
La cultura es un atributo no de los individuos per se, sino de los individuos en cuanto que miembros de grupos. Se transmite en la sociedad ¿Acaso no aprendemos nuestra cultura a través de la observación, escuchando, conversando e interactuando con muchas otras personas? Las creencias culturales compartidas, los valores, los recuerdos, las esperanzas y las formas de pensar y actuar pasan por encima de las diferencias entre las personas. La enculturación unifica a las personas al proporcionarnos experiencias comunes.
Pongamos un ejemplo de enculturación compartida que permanece vivo en algunos países desarrollados. Cuando la generación de quienes hoy son padres y madres eran niños y niñas y no querían terminarse alguna comida, sus padres les recordaban la existencia de niños que pasaban hambre en otros países, del mismo modo que lo había hecho con ellos la generación anterior. El país específico puede cambiar (China, India, Bangladesh, Etiopía), pero estas culturas continúan transmitiendo la peculiar idea de que comiéndose todas esas verduras que no suelen gustarles pueden ayudar de alguna manera a los niños y niñas del Tercer Mundo.
2.3. La cultura es simbólica.
El pensamiento simbólico es exclusivo y crucial tanto para los humanos como para la cultura. Un símbolo es algo verbal o no verbal, dentro de un lenguaje o cultura particulares, que se sitúa en lugar de alguna otra cosa.
No tiene por qué haber una conexión obvia, natural o necesaria entre el símbolo y lo que simboliza. Una mascota que ladra no es más naturalmente un perro que un chien, un dog o un mbwa, por utilizar las palabras en francés, inglés o swahili para referirse a ese animal. El lenguaje es una de las posesiones distintivas del Homo Sapiens. Ningún otro animal ha desarrollado nada que se aproxime a la complejidad del lenguaje.
Durante cientos de miles de años la gente ha compartido las capacidades sobre las que descansa la cultura. Éstas son el aprendizaje, el pensamiento simbólico, la manipulación del lenguaje y el uso de herramientas y de otros productos culturales para organizar sus vidas y hacer frente a sus entornos. Todas las poblaciones humanas contemporáneas tienen la capacidad de simbolizar y de este modo crear y mantener la cultura. Nuestros parientes más próximos- los chimpancés y los gorilas- tienen capacidades culturales rudimentarias. Sin embargo, ningún otro animal tiene capacidades culturales elaboradas; aprender, comunicar y almacenar, procesar y utilizar información en la misma medida que el Homo.
2.4. Cultura y naturaleza.
La cultura toma las necesidades biológicas que compartimos con otros animales y nos enseña a expresarlas de formas particulares. Las personas tienen que comer, pero la cultura nos enseña qué, cuándo y cómo. En muchas culturas la comida principal se toma a mediodía, mientras que los norteamericanos prefieren una cena copiosa. Los ingleses comen pescado para desayunar, pero los norteamericanos prefieren tortitas calientes y cereales fríos. Los brasileños añaden leche caliente a un café cargado, mientras que los norteamericanos le echan leche fría a un café aguado. En el Medio-Oeste norteamericano se cena entre las cinco y las seis, los españoles lo hacen a las diez.
Los hábitos, las percepciones y las invenciones culturales moldean la “naturaleza humana” de muchas formas. Todo el mundo tiene que eliminar sus residuos corporales. No obstante, algunas culturas enseñan a la gente a defecar de pie, mientras que otras lo hacen en la posición de sentado. Los franceses no se avergüenzan de orinar en público, metiéndose de forma rutinaria en los pissoirs (urinarios públicos) escasamente resguardados de las calles de París. Las campesinas del altiplano peruano se acuclillan en las calles y orinan en las cunetas. Sus masivas faldas les proporcionan toda la privacidad necesaria. Todos estos hábitos son parte de tradiciones culturales que han convertido los actos naturales en costumbres culturales.
Nuestra cultura- y los cambios culturales- afectan a las formas en las que percibimos la naturaleza, la naturaleza humana y “lo natural”. Mediante la ciencia, los inventos y los descubrimientos, los desarrollos culturales han superado muchas limitaciones “naturales”. Somos capaces de prevenir y curar enfermedades como la viruela que azotaba a nuestros antepasados. Utilizamos la Viagra para restaurar la potencia sexual, y mediante la clonación, los científicos han alterado nuestra forma de pensar sobre la identidad biológica y el propio significado de la vida.
2.5. La cultura lo abarca todo.
Para los antropólogos, la cultura incluye más que refinamiento, gusto, sofisticación, educación, apreciación de las bellas artes. No solo los graduados universitarios, sino toda la gente tiene cultura. Las fuerzas culturales más interesantes y significativas son las que afectan a la gente en su vida cotidiana, particularmente aquellas que influyen en los niños durante su enculturación. La cultura, definida antropológicamente, abarca características que a veces son vistas como triviales o no merecedoras de un estudio serio, como la cultura “popular”. Para entender las culturas europeas o norteamericanas contemporáneas, tenemos que tener en consideración la televisión, los restaurantes de comida rápida, los deportes y los juegos. En tanto que manifestación cultural, una estrella del rock puede ser tan interesante como un director de orquesta y un tebeo tan significativo como un libro ganador de un premio.
2.6. La cultura está integrada.
Las culturas no son colecciones fortuitas de costumbres y creencias, sino sistemas pautados integrados. Las costumbres, instituciones, creencias y valores están interrelacionados: si uno cambia, los otros lo hacen también. Por ejemplo, durante la década de 1950 la mayoría de las mujeres norteamericanas esperaban dedicarse al trabajo doméstico y a ser madres. Las mujeres de hoy que cuentan con estudios esperan encontrar un trabajo cuando se gradúen.
Las culturas están integradas, no simplemente por sus actividades económicas y sus patrones sociales dominantes, sino también por los temas, valores, configuraciones y visiones del mundo que permanecen. Las culturas preparan a sus miembros individuales para compartir ciertos rasgos de la personalidad. Los elementos separados de una cultura pueden integrarse mediante símbolos clave, como la fertilidad o el militarismo. Un conjunto característico de valores centrales (claves, básicos, nucleares) integran cada cultura y contribuyen a distinguirla de otras. Por ejemplo, la ética de trabajo, el individualismo, los logros y la confianza en uno mismo son valores centrales que han integrado la cultura norteamericana a lo largo de generaciones. Otras culturas están pautadas por un conjunto diferente de valores dominantes.
2.7. La gente utiliza activamente la cultura.
Aunque las reglas culturales nos dicen qué hacer y cómo hacerlo, no siempre seguimos su dictado. Las personas utilizan su cultura de manera activa y creativa, en lugar de seguir ciegamente sus dictados. No somos seres pasivos condenados a seguir nuestras tradiciones culturales como robots programados. Por el contrario, las personas pueden aprender, interpretar y manipular la misma regla de diferentes maneras. La cultura también se ve impugnada y en la sociedad suele haber diferentes grupos que compiten por hacer prevalecer sus ideas, valores y creencias. Incluso los símbolos más comunes pueden tener significados radicalmente diferentes para distintos grupos o personas dentro de una misma cultura. Los arcos dorados de McDonald´s pueden inducir la salivación de una persona, mientras que otras pueden ponerse a tramar una protesta vegetariana. La bandera es un símbolo del país, pero su significado varía radicalmente entre sus habitantes.
Incluso si se está de acuerdo sobre lo que debe y no debe hacerse, las personas no siempre hacen lo que dice su cultura o lo que otra gente espera. Se transgreden muchas reglas, algunas muy a menudo (por ejemplo, los límites de velocidad). Algunos antropólogos consideran útil distinguir entre la cultura ideal y la real. La ideal consiste en lo que la gente dice que deberían hacer y lo que dicen que hace. La real se refiere a su comportamiento real tal como lo observa el antropólogo.
La cultura es a la vez pública y privada, tanto en el mundo como en la mente de las personas. Los antropólogos no solo se interesan por el comportamiento en público y colectivo, sino también por cómo piensa, siente y actúa el individuo. El individuo y la cultura están unidos porque la vida social humana es un proceso en el que los individuos interiorizan los significados de los mensajes públicos (culturales). Luego, sola y en grupos, la gente influye en la cultura mediante la conversión de su forma privada de entender las cosas en expresiones públicas.
2.8. La cultura puede ser adaptante y mal-adaptante.
Para hacer frente o adaptarse a las tensiones medioambientales, los humanos pueden recurrir tanto a rasgos biológicos como a patrones de comportamiento aprendidos, basados en los símbolos. Además de los medios biológicos de adaptación, los grupos humanos emplean también “equipos de adaptación cultural” que contienen patrones acostumbrados, actividades, y herramientas. Aunque los humanos continúan adaptándose biológica además de culturalmente, la dependencia de los medios culturales de adaptación ha aumentado durante la evolución y juega un papel crucial.
A veces, el comportamiento adaptante que ofrece beneficios a corto plazo a los individuos podría dañar el entorno y amenazar la supervivencia del grupo a largo plazo. El crecimiento económico puede beneficiar a algunas personas mientras también agota recursos necesarios para el resto de la sociedad o para futuras generaciones. Por tanto, a pesar del papel crucial de la adaptación cultural en la evolución humana, los caracteres y patrones culturales también pueden ser mal- adaptantes, amenazando la existencia continuada del grupo (supervivencia y reproducción). El aire acondicionado nos ayuda a combatir el calor y los hogares y las calderas de calefacción el frío. Los coches nos facilitan ganarnos la vida llevándonos de casa al trabajo o la escuela. Sin embargo, los gases emitidos contaminan el aire, agotan la capa de ozono, es decir, parece que el consumismo desmedido y la contaminación son mal- adaptantes a largo plazo.
3. NIVELES DE LA CULTURA.
La cultura nacional se refiere a las experiencias, creencias, patrones aprendidos de comportamiento y valores compartidos por ciudadanos y ciudadanas del mismo país. La cultura internacional es el término usado para tradiciones culturales que se extienden más allá de los límites nacionales. Puesto que la cultura se transmite mediante el aprendizaje, los rasgos culturales pueden difundirse de un grupo a otro a través del préstamo o la difusión.
A través de la difusión, la migración y las organizaciones multinacionales muchos rasgos y patrones culturales tienen un rango internacional. La competición futbolística de la Copa del Mundo se ha convertido en un evento cultural internacional, dado que la gente de muchos países conoce las reglas del fútbol, lo juega y sigue los partidos.
4. ETNOCENTRISMO, RELATIVISMO CULTURAL Y DERECHOS HUMANOS.
El etnocentrismo es la tendencia a considerar superior la propia cultura y a aplicar los propios valores culturales para juzgar el comportamiento y las creencias de personas criadas en otras culturas. El etnocentrismo es un universal cultural. Contribuye a la solidaridad social, a generar un sentido de valor y de comunidad entre quienes comparten una tradición cultural. En todas partes la gente piensa que las explicaciones, opiniones y costumbres que les resultan familiares son ciertas, correctas, adecuadas y morales. Ven el comportamiento diferente como extraño o salvaje. A sus miembros se les puede reprobar por ser caníbales, ladrones o gente que no entierra a sus muertos.
Lo opuesto al etnocentrismo es el relativismo cultural, que argumenta que el comportamiento en una cultura particular no debe ser juzgado con los patrones de otra. Esta posición también puede provocar problemas. Llevado al extremo, el relativismo cultural arguye que no hay una moralidad superior, internacional o universal, que las reglas éticas y morales de todas las culturas merecen igual respeto.
La idea de los derechos humanos desafía al relativismo cultural al invocar un ámbito de justicia y moralidad que va más allá y está por encima de países, culturas y religiones particulares. Los derechos humanos son individuales, inalienables e internacionales.
Junto con el movimiento por los derechos humanos ha surgido una conciencia de la necesidad de preservar los derechos culturales. Al contrario que los derechos humanos, los derechos culturales no recaen sobre los individuos sino sobre los grupos, tal como las minorías étnicas y religiosas y las sociedades o pueblos indígenas. Los derechos culturales incluyen la capacidad de un grupo para preservar su cultura, a educar a sus hijos e hijas en las formas de sus antepasados, a continuar su lengua y a no verse privados de su base económica por el país en el que se hallen situados.
5. MECANISMOS DE CAMBIO CULTURAL.
Una de las formas por las que las culturas cambian es la difusión o préstamo de rasgos entre culturas. Tal intercambio de información y de productos se ha venido dando a través de toda la historia de la humanidad porque las culturas nunca han estado realmente aisladas. El contacto con los grupos vecinos siempre ha existido y se ha extendido por zonas muy amplias. La difusión es directa cuando dos culturas comercian, realizan intercambios matrimoniales o se declaran la guerra entre ellas. Por el contrario, la difusión es forzada cuando una cultura somete a la otra e impone sus costumbres al grupo dominado. En el mundo actual, gran parte de la difusión transnacional se debe a los medios de comunicación de masas y a las nuevas tecnologías de la información.
La aculturación, otro mecanismo de cambio cultural, consiste en el intercambio de rasgos culturales resultante de que los grupos estén en contacto directo continuado. De modo repetido, en situaciones de contacto continuado, las culturas han intercambiado y mezclado sus lenguas, alimentos, recetas, música, bailes, vestidos, herramientas, técnicas y numerosas otras práctica y costumbres.
6. LA GLOBALIZACIÓN.
El término globalización abarca una serie de procesos, incluidas la difusión y la aculturación, que promueven el cambio en un mundo en el que los países y las personas están cada vez más interconectados y son más interdependientes. Estas conexiones las promueven fuerzas económicas y políticas, junto con los modernos sistemas de transporte y comunicación. Las fuerzas de la globalización incluyen el comercio internacional, los viajes y el turismo, las migraciones transnacionales, los medios de comunicación de masas y diversos flujos de información de alta tecnología.
FUENTE.
Conrad Phillip Kottak. Espejo para la Humanidad. Introducción a la Antropología Cultural. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2003.